La construcción industrializada ha conseguido llegar a oídos de constructoras, arquitectos y promotoras logrando que muchos de estos agentes se cuestionen formas tradicionales de construir. El cambio social al que estamos sometidos constantemente trae como consecuencia una respuesta innovadora y diferente que dé valor y confianza para inspirar y promover un cambio real.

La aplicación de la industrialización se ha extendido, mayoritariamente en obras de nueva planta, dejando a un lado la rehabilitación de viviendas. La falta de casos de éxito en construcciones rehabilitadas reprime la extensión de este nuevo modelo a obras con estas características. Por ello es muy importante reforzar ventajas y oportunidades que este proceso aporta a la restauración de la edificación, como la fluidez y la agilización del proceso gracias a la sinergia con tecnolgías de datos tales como la BIM.

Rehabilitación e industrialización son conceptos compatibles, que además, aportan multitud de ventajas y beneficios, algunos de los más destacados son:

• Respuestas rápidas: las soluciones constructivas para rehabilitación se estandarizan, simplificando todos los procesos de respuesta.
• Ahorro en la cadena de producción: la centralización de fabricación modula y automatiza procesos, evitando cambios que alteren el ritmo de producción en taller y ejecución en obra.
• Control en la producción: la digitalización permite que los componentes que van a cada obra se clasifiquen y localicen fácilmente, permitiendo un diseño rápido.
• Montaje sencillo, limpio en obra y con escasos desperdicio de material.